Especialistas del Hospital Central explican cómo prevenir la resistencia a los antibióticos, que es la pérdida de eficacia de los medicamentos ante las infecciones bacterianas.
Especialistas del Hospital Central de San Isidro advierten que el mal uso de los medicamentos potencia el problema de la resistencia a los antibióticos, que es la pérdida de eficacia de éstos frente a infecciones bacterianas. (Ver Prevención y Control).
Enfermedades que se creían superadas podrían volverse intratables. Por eso, la resistencia a los antibióticos es uno de los principales problemas de la salud en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Cada vez es mayor el número de infecciones (neumonía, tuberculosis, gonorrea y salmonelosis), cuyo tratamiento se vuelve más difícil debido a la pérdida de eficacia de los antibióticos. La resistencia a los antibióticos prolonga las estancias hospitalarias, incrementa los costos médicos y aumenta la mortalidad”, dimensionó Laura Figueras, Jefa de Sección Infectología del Hospital Central.
Por eso –amplió– hay que usar antibióticos sólo cuando son recetados por facultativos; y deben ser usados correctamente por el tiempo estimado.
Con respecto al impacto de esta problemática, la OMS señala que cuando ya no se pueden tratar las infecciones con los antibióticos de primera línea es necesario emplear fármacos más caros.
Son las bacterias, y no los seres humanos ni los animales, las que se vuelven resistentes a los antibióticos. Estas bacterias farmacorresistentes pueden causar infecciones en el ser humano y en los animales y esas infecciones son más difíciles de tratar que las no resistentes.
Asimismo, si no se dispone de antibióticos eficaces para prevenir y tratar las infecciones, los trasplantes de órganos, la quimioterapia y las intervenciones quirúrgicas se volverán más peligrosas.
Prevención y control
-Tomar antibióticos únicamente cuando los prescriba un profesional sanitario certificado.
-No pedir antibióticos si los profesionales sanitarios dicen que no son necesarios.
-Seguir siempre las instrucciones de los profesionales sanitarios con respecto al uso de los antibióticos.
-No utilizar los antibióticos que le hayan sobrado a otros.
-Prevenir las infecciones lavándose frecuentemente las manos, preparando los alimentos en condiciones higiénicas, evitando el contacto cercano con enfermos, adoptando medidas de protección en las relaciones sexuales y manteniendo las vacunaciones al día.
– Preparar los alimentos en condiciones higiénicas tomando como modelo las cinco claves para la inocuidad de los alimentos de la OMS (mantener la limpieza; separar alimentos crudos y cocinados; cocinar completamente; mantener los alimentos a temperaturas seguras; y usar agua y materias primas inocuas), así como elegir alimentos para cuya producción no se hayan utilizado antibióticos con el fin de estimular el crecimiento ni de prevenir enfermedades en animales sanos.