Los riesgos de la automedicación

Se está volviendo una práctica cada vez más frecuente que la extienden a familiares, especialmente a niños y ancianos, sin tener en cuenta que estos casos requieren ajustes de dosis según la edad y el peso. Y otras precauciones especiales para evitar los riesgos de la sobredosificación.

Habitualmente, un alto porcentaje de pacientes atendidos en salas de emergencias de hospitales y clínicas utiliza medicamentos y dosis de venta libre superiores a las recomendadas, a pesar de que la mayoría de ellos sabe que las dosis excesivas pueden ser perjudiciales.

Frecuentemente, conocemos los resultados de encuestas preocupadas por indagar la cantidad de pacientes que deben recurrir a los medicamentos de venta libre, algunas veces para aliviar algún dolor y otras veces porque no tienen cobertura ni otras alternativas que recurrir a estos medicamentos.

La automedicación se está volviendo una práctica cada día más frecuente, en todos los niveles sociales pero con mayor fuerza en las clases media y baja.

El dolor es el trastorno más frecuente entre los pacientes que reclaman atención en las guardias médicas y los dolores músculo-esqueléticos, los dolores de cabeza, los resfríos y estados gripales son las causas más frecuentes del uso y abuso de medicamentos.

La mayoría de los pacientes que consumen analgésicos de venta libre manifiestan hacerlo dentro del rango de dosis habitualmente recomendadas, pero un grupo importante de personas reconoce, en las encuestas, consumir dosis mayores a las prescriptas.

Si bien, algunos medicamentos no son tan agresivos, existen otros que pueden provocar daños severos, algunas veces ocasionando dependencia y también complicaciones más serias que requieren la urgente atención en los servicios de emergencia, así como hospitalizaciones y tratamientos especializados para su recuperación.

A pesar de estos riesgos, los casos de automedicación siguen siendo frecuentes. Más allá de las barreras económicas que impiden el acceso a la consulta médica, debemos sumar otras personas que suelen evadir la consulta médica y hacen un hábito de la automedicación, aun no conociendo los efectos de los medicamentos.

Una conducta que es mucho más criticable cuando extienden esa práctica a sus familiares, especialmente a los niños y los ancianos, sin tener en cuenta que estos casos requieren ajustes de dosis según la edad y el peso, y otras precauciones especiales para evitar los riesgos de la sobredosificación.

A través de las conclusiones de cada una de las encuestas, los expertos reclaman cambios en el comportamiento de las personas que se automedican.

Desde nuestra columna, nos hacemos eco de sus recomendaciones reiterándolas a aquellas personas que, conociendo o no los riesgos potenciales de cualquier medicamento mal aplicado, y más aún de la sobredosificación consigo mismos o con otros miembros de la familia, especialmente los niños y los ancianos, se están exponiendo a riesgos innecesarios que se pueden evitar con una consulta médica responsable y oportuna.