Meses atrás, fundamentada en las recordadas recomendaciones de uno de los próceres de la medicina argentina a sus pacientes y también a quienes no lo fueron, sumadas las evidencias que aportaron diversos estudios clínicos nacionales e internacionales, esta columna estuvo dedicada a comentar los beneficios del vino tinto para la salud, protegiendo la calidad del endotelio de las arterias y asegurando, de ese modo, nuestro mejor pronóstico y calidad de vida.
Pero no todo aquel mensaje tuvo color de rosa porque también enfatizaba en él, como lo hiciera oportunamente René Favaloro, que el consumo del vino debe ser moderado, bebiendo siempre con las comidas sin exceder los dos vasos diarios, porque el exceso de alcohol también provoca daños a la salud que pueden manifestarse en enfermedades hepáticas, cardíacas, cerebrales y algunos cánceres, o generar ansiedad y dependencia física y psíquica a causa del alcohol y también aumentar el riesgo de accidentes, lesiones y agresiones.
Como decimos habitualmente, “una de cal y una de arena”; si el comentario anterior estuvo destinado a hablar de los beneficios del vino tinto, el actual está dedicado a los riesgos que implica el abuso de las bebidas alcohólicas en general, riesgos que se están extendiendo cada vez más entre los adolescentes y los adultos jóvenes.
El pasado mes de abril se reunió el Congreso Argentino de Hipertensión Arterial; fue entonces cuando nuestros especialistas reunidos en la ciudad de Tucumán trataron, entre otros temas, la relación que existe entre el consumo de las sustancias psicoactivas, entre ellas el alcohol, y los factores de riesgo cardiovascular.
Una vez más se valieron de los resultados de la Encuesta de Factores de Riesgo Cardiovascular, confirmando que el consumo de uno o dos vasos de vino o una lata de cerveza diarios nos protege contra la enfermedad cardiovascular, pero a partir de las tres copas diarias el panorama cambia rápidamente sobre todo en la incidencia de ataques cerebrales y enfermedades coronarias.
La investigación de estos daños sigue en curso y, según anticiparon, el consumo de alcohol muestra una tendencia preocupante. El solo hecho de embriagarse una vez por semana, una moda que se va imponiendo especialmente entre nuestros jóvenes, se está reflejando en un aumento del riesgo de morir por un ataque cerebral de tipo hemorrágico, por rotura de un vaso cerebral, un riesgo que va apareciendo en los jóvenes de 20 a 45 años, cifras que ya se previeron que iban a ocurrir según los resultados de las encuestas del Sedronar a fines del 2011, revelando que uno de cada dos adolescentes entre trece y diez y siete años consume alcohol y dos de cada tres que lo consumen, ingieren cinco tragos o más por vez.
El pasado 18 de mayo, en la reunión anual de la Asociación Americana de Psiquiatría en Toronto, se leyeron los resultados de estudios muy recientes que, esta vez, incluyeron estudios cerebrales con cámara gamma en adolescentes y jóvenes de 12 a 24 años; en ellos demostraron las diferencias que existen en el desarrollo del cerebro entre quienes bebían mucho y quienes no bebían en absoluto, con mayor deterioro neuronal, más alteraciones funcionales y también cambios genéticos que inducen a un mayor consumo de alcohol en los próximos años.
Los especialistas insisten en sus reclamos de prestar atención en estos jóvenes consumidores de alcohol y otras drogas porque ellos, en general, desconocen los riesgos que implica ese consumo y tampoco consideran importante revelar sus hábitos. Mientras tanto muchos adultos, incluidos los mismos médicos, se interesan poco por preguntarles acerca de estos hábitos, a veces porque les resulta incómodo tocar el tema y otras veces porque no se imaginan que esos jóvenes podrían estar implicados en semejantes problemas.
Contra esta tendencia que lleva a perjudicar la salud de las personas y aumentar el riesgo de accidentes, lesiones y agresiones serias, a los adultos nos corresponde ayudarlos a evitar los problemas que son consecuencia del alcohol y, si sospechamos que ya los tienen, debemos facilitarles la ayuda especializada que ofrecen las organizaciones de profesionales y de familias dedicadas específicamente a la prevención y el tratamiento de las adicciones.
Por el Dr. Juan Baláz para Noticias de Salud
No podemos dejar de enfatizar la importancia de que nuestros jóvenes menores no se expongan a sustancias psicoactivas legales o no.