Todo lo que tenés que saber en esta nota con el Dr. Elias Benamo, médico gastroenterólogo del Sanatorio San Lucas y del Hospital de Gastroenterología Udaondo a cargo de la sección de psiquiatría. La conexión entre ambos órganos nos explica por qué en algunas circunstancias cuando hay estrés, ansiedad o depresión aparecen cambios en el aparato digestivo. Escuchá la nota.
Desde la antigüedad el intestino era considerado como el segundo cerebro. Tal es así que Hipócrates, padre de la medicina actual, inmortalizó frases como “que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina” o «toda enfermedad comienza en el intestino».
En diálogo con Noticias de Salud Radio, el Dr. Elias Benamo (MN 68.106) explicó todo el aparato digestivo es muy rico en células nerviosas, es decir, neuronas. “Son los mismos neurotransmisores que conectan neuronas en el sistema nervioso central, fundamentalmente, serotonina que impacta en el estado de ánimo y la ansiedad”, sostuvo el médico gastroenterólogo del Sanatorio San Lucas y del Hospital de Gastroenterología Udaondo a cargo de la sección de psiquiatría.
En tal sentido, la conexión entre ambos cerebros explica por qué en algunas circunstancias cuando hay estrés, ansiedad o depresión aparecen cambios en el aparato digestivo. “A nivel de la sensibilidad, por ejemplo, comemos apurado, tragamos aire y esa distención con aire afectará a un paciente ansioso”, señaló Benamo y agregó que no es una enfermedad que pueda reflejarse en un estudio complementario.
El otro cambio vinculado a la salud digestiva y el cerebro tiene que ver con alteraciones de la motilidad. “El tubo digestivo tiene músculos. Por eso, los nervios previos a un examen por ejemplo pueden ocasionar una diarrea, se acelera el tránsito en el paciente. O contracción del estómago o intestino ocasionando un cólico con dolor”, expresó el gastroenterólogo.
También, sumó el especialista, hay un tercer actor que es la microbiota, que son los trillones de bacterias que tenemos, cuyos genes superan ampliamente a los nuestros con lo cual influyen en nuestro funcionamiento. “No solo se trata de tener una microbiota sana con una dieta mediterránea de frutas, verduras, legumbre o carnes blancas”, aclaró el médico.
Las funciones de las bacterias aumentan las defensas, intervienen en el metabolismo de algunas vitaminas y lípidos e intervienen en la salud mental y salud del tubo digestivo. “¿Cómo?. Las bacterias fabrican neurotransmisores, de hecho, algunas bacterias se llaman psicobióticos como por ejemplo serotonina”, contó Benamo.
¿Que desencadena síntomas digestivos? “Por un lado, un estrés agudo por un trabajo nuevo con mucha autoexigencia en contexto de un paciente con ansiedad o depresión. Ahí ocurre un trastorno de la comunicación cerebro –intestino”, explicó Benamo.
También –amplió- por el lado del intestino cuando se toma un antibiótico por una muela infectada puede alterar la flora bacteriana tal como si estuvieras estresado.
“Lo mismo pasa en una gastroenteritis infecciosa por una hamburguesa con Escherichia coli, también altera las bacterias, tal como el antibiótico altera la flora. Eso se llama disbiosis. Entonces, termina la infección intestinal y aparecen los síntomas psicosomáticos, por ejemplo, se dispara un colon irritable”, concluyó el gastroenterólogo.