Un equipo de profesionales de la salud, que trabaja en hospitales públicos, abrirá a partir de marzo la primera residencia comunitaria en Argentina y Latinoamérica que brindará tratamiento a mujeres con las patologías psiquiátricas que más mortalidad producen: anorexia, bulimia y trastorno por atracón.
El psiquiatra Omar Alva Lilué, a cargo del Servicio de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Argerich, explicó a Télam que la anorexia es el cuadro más letal de la psiquiatría, a tal punto que se estima que una de cada cinco mujeres con esta patología morirá antes de los 35 años.
Lilué señaló que cuando uno pregunta qué es más grave si la esquizofrenia o la anorexia te responden la primera de las enfermedades mencionadas. «De ese 20 por ciento la mitad se suicida», alertó.
«Esto puede dar un indicio del nivel de dolor que estas personas padecen, y la otra parte muere como consecuencia de los daños que se van produciendo sobre su organismo», agregó el especialista.
Lilué, presidente de la Fundación Interdisciplinaria para la Docencia, Atención e Investigación en Bulimia, Anorexia y enfermedades Asociadas (FUNDAIBA), dijo que se estima que un 10 por ciento de las adolescentes tienen algún trastorno en la alimentación y que el 0,5 padece una patología grave.
Si bien se presentan casos antes y después, el pico de mayor incidencia de estas enfermedades es entre los 15 y 17 años, «presentándose también muchos casos hasta los 20», y la relación es que «por cada nueve mujeres, un hombre tiene alguno de estos trastornos».
«A pesar de la gravedad y la prevalencia, no hay en América Latina ni en el país una residencia comunitaria que trabaje específicamente esta población, mientras que existen unas 700 en todo el país que atienden personas con problemas de adicciones», explicó Alva Lilué.
El médico consideró que esta situación «se produce por tres motivos: el primero es que la mujer es discriminada en la medicina, ya desde el vamos se estudia sobre el cuerpo del hombre, entonces nosotros vemos profesionales que, por ejemplo, olvidan preguntar a la mujer si está embarazada o menstrúa regularmente».
«La segunda causa es que se trata de enfermedades silenciosas», dijo y precisó que «en otras patologías de salud mental, la persona puede tener reacciones en público, incluso hasta agresivas, entonces la sociedad festeja que se los contenga, pero estas mujeres muchas veces mueren en la más absoluta soledad».
En tercer lugar, el psiquiatra explicó que «la sociedad no tiene conciencia de la gravedad de esta patología, que generalmente se la asocia con algo que le sucede a las `mujeres con dinero o caprichosas`, pero en realidad afecta a todas las clases sociales y que produce altos niveles de sufrimiento».
El especialista explicó que estos trastornos presentan dos criterios claros de diagnóstico que tienen que darse en forma conjunta: la alteración de la alimentación pero como consecuencia de una excesiva preocupación por la imagen corporal, una distorsión de su imagen y el temor enfermizo al aumento de peso.
Las tres formas de trastorno de la conducta alimentaria (TCA) más comunes son la anorexia, cuando la persona restringe la dieta hasta no ingerir casi alimentos; la bulimia, caracterizada por la presencia de momentos de ingesta de comida más rápidamente de lo habitual que se acompaña con mecanismos para eliminar esas calorías como vómitos, ayunos prolongados, utilización de laxantes.
El tercero es el trastorno por atracones que sería como la bulimia pero sin el intento posterior de eliminar calorías, lo que en muchos casos es acompañado de sobrepeso y obesidad.
«La residencia comunitaria, o casa de medio camino, era un eslabón que faltaba en los niveles de atención de estas patologías que van desde la atención en consultorios externos hasta la internación, lo que conforme a la nueva ley de salud mental, debemos reducir a casos gravísimos», sostuvo.
Con el fin de cubrir esta faltante, el equipo de profesionales interdisciplinario de profesionales que acompaña a Alva Lilué en el Argerich, conformó el Centro de Trastornos Alimentarios (CETAL) desde donde comenzaron a armar la residencia que se estima estará en funcionamiento a partir de marzo.
«La posibilidad de poder tratar en forma integral en un espacio diferente y propicio a las mujeres que sufren formas graves de estas patologías ha dado muestras de que permite altas tasas de recuperación y curación», aseguró el especialista.