Amor, risas y dibujos: recetas interesantes para la recuperación de un ACV

Recetas interesantes para la recuperación de los pacientes que sufrieron un ACV, en el Día Mundial del Ataque Cerebral, para optimizar la prevención y el tratamiento de estos ataques.

Los accidentes cerebrovasculares, ACV o ataques cerebrales, como también suele llamárselos, son la tercera causa de muerte y la primera causa de invalidez en los adultos, producidos por la obstrucción o la ruptura de una arteria en el cerebro; en consecuencia, una parte del cerebro deja de recibir sangre y oxígeno y comienza a morir.

Los síntomas del ataque son repentinos pero la enfermedad arterial que ocasionó el ataque se vino desarrollando progresivamente, a lo largo de meses o años, hasta ocasionar los desequilibrios que se hubieran evitado de haber controlado precozmente los factores de riesgo que conducen al desarrollo de la enfermedad: controlando los valores elevados de la presión arterial, la glucemia y el colesterol, suprimiendo el cigarrillo, en fin, manteniendo un estilo de vida sano con dietas reducidas en calorías y sal, evitando los excesos de alcohol  y desarrollando actividades físicas regulares de manera habitual.

Algunas personas, que ya sufrieron un ataque cerebral y pudieron recuperarse, siguen en riesgo de sufrir un segundo ataque que esta vez será mayor y se puede evitar controlando cuidadosamente aquellos riesgos.

En estos casos resulta importante el trabajo del médico, el psicólogo y el kinesiólogo para asegurar la recuperación del paciente y prevenir las recidivas, y también resulta interesante la terapia ocupacional para mejorar su calidad de vida, aspecto en el cual el entorno familiar cumple un papel primordial.

Diversas experiencias han confirmado como, sin necesidad de dinero, equipamiento ni habilidades especiales, la recuperación de los pacientes con ACV se activa devolviéndoles la alegría por intermedio del amor, las risas y la estimulación permanente; una realidad que es posible cuando a nivel familiar se lo rodea de afecto permanentemente, con la participación de hijos, cónyuge, hermanos, nietos si los hubiera, y toda persona querida o gente importante para las emociones del paciente.

Es muy importante que las personas que acompañan o asisten al paciente tengan buen humor y estén dispuestas a bromear con él. El poder curativo de la risa es mágico, sus ventajas son múltiples, porque la risa protege contra la depresión y la angustia, reduce el estrés y alivia el dolor resultando ser un tratamiento indoloro, gratuito y divertido.

Si el paciente puede caminar es sumamente beneficioso salir a dar un paseo corto junto a él todos los días, una estimulación que se puede completar con suaves masajes en los miembros afectados aportando “mimitos” y ayudando a mejorar la sensibilidad.

También son simpáticos y estimulantes los juegos y las lecturas. Una partida de cartas o ajedrez, las palabras cruzadas y la lotería de cartones pueden resultar de ayuda  para facilitar el desarrollo intelectual y la memoria, lo mismo que la lectura y el compartir cuentos o artículos de diarios o revistas que, al mismo tiempo que ayudan a mejorar la comprensión de los textos, sirven a los pacientes para la comunicación y les permiten ganar confianza para expresarse y hacerlo cada vez mejor.

Otras actividades que resultan de mucha ayuda, para tener en cuenta, son el dibujo y la pintura. Disponemos de figuras en internet y sólo basta con imprimirlas para darlas a colorear como a los pequeños en el jardín de infantes: los pacientes eligiendo los colores y rellenando las figuras, ejercitan sus habilidades motrices y van recuperando su autoestima dañada por la enfermedad.

Estas experiencias que han sido publicadas concluyen afirmando una regla de oro para aquellos pacientes que sufrieron un ACV, que el amor, las risas y los dibujos, constituyen una de las mejores recetas, al más bajo costo del mercado, para su recuperación.

Por Juan Baláz