El Día Mundial de la Visión se celebra todos los años el segundo jueves de octubre y tiene la finalidad de centrar la atención de las personas en la ceguera, la discapacidad visual y la rehabilitación de los discapacitados visuales.
El objetivo principal del Día Mundial de la Visión sigue siendo la salud ocular y el acceso igualitario a la atención ocular. Se celebra en todo el mundo por una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Organismo Internacional de Prevención de la Ceguera (IAPB) reclamando por sus derechos. El lema de este año es “Juntos somos más fuertes”.
A nivel mundial, la mayor prevalencia de discapacidad visual se observa en las personas de 50 años de edad o mayores de ambos sexos.
A pesar de que la mayoría de las afecciones oculares de este grupo de edad, como las cataratas, se pueden tratar con facilidad, en diversas partes del mundo sigue costando que estos hombres y mujeres reciban servicios de atención ocular de manera igualitaria.
El 80 por ciento de las discapacidades visuales podrían evitarse con una consulta médica temprana, diagnosticando y tratando oportunamente la enfermedad.
Sin embargo, la cantidad de discapacitados visuales crece cada año seguramente porque, como comentamos con otras enfermedades, la población envejece, aumenta el número de diabéticos y la edad y la diabetes son los principales factores de riesgo que se suman y conducen a la discapacidad visual.
A pesar de disponer de modernas tecnologías y tratamientos más eficaces, cuesta entender que sólo un 20 a 30% de los diabéticos acuda a revisar su visión para controlar y tratar a tiempo su enfermedad ocular y evitar la ceguera.
Previendo el aumento de los próximos años, las organizaciones de atención primaria y de oftalmología internacionales insisten en sus campañas de concienciación de la sociedad respecto de la situación real de la ceguera y los factores de riesgo que la producen, destacando los beneficios del control médico periódico con el oculista y el ahorro en el gasto de salud que significa a la sociedad controlar precoz y eficazmente la evolución de las enfermedades visuales, evitando las discapacidades que ellas implican.
Síndrome de la pantalla
Una mención especial merece el síndrome denominado “de la pantalla” que, en los próximos años, resentirá la salud ocular de muchas personas, caracterizado por el ojo seco, la visión borrosa y la fatiga visual, consecuencias de la escasa frecuencia del parpadeo por el estrés o la sobrecarga visual ocasionados por el trabajo frente a pantallas de las computadoras, teléfonos, videojuegos y demás tecnología informática.
Para evitar estas consecuencias del “síndrome de la pantalla”, los especialistas aconsejan llevar una adecuada graduación de lentes correctoras, disponer en el lugar de trabajo de una buena ventilación, iluminación, temperatura y humedad, que la mesa de trabajo esté situada a una altura adecuada y, si es posible, que la computadora disponga de filtros antirreflectantes y un buen contraste entre el fondo de la pantalla y las letras.
No obstante, lo más relevante para evitar estas afecciones es cuidar la salud en general, ya que las enfermedades crónicas como la hipertensión arterial y la diabetes, y también el estrés o la menopausia influyen en ellas, y el éxito depende principalmente de la actitud del paciente y del cuidado que éste ponga en cumplir con el estilo de vida, con la dieta y con los controles y los medicamentos apropiados para controlar su enfermedad y así evitar la progresión de las complicaciones y mejorar su calidad de vida.
Por Juan Baláz