Es que estas enfermedades aún no se consideran una verdadera afección médica, sino un síntoma de debilidad de carácter o un castigo por un comportamiento inmoral. La importancia de campañas de prevención y contención en la familia, la escuela y el Estado.
La salud mental no es sólo la ausencia de trastornos mentales, sino el estado de un completo bienestar, en el cual cada persona es consciente de sus propias capacidades.
Es decir, que uno puede afrontar las tensiones normales de la vida, trabajar de manera productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.
En la mayoría de los países, sobre todo en los de ingresos bajos y medios, los servicios de salud mental adolecen de una escasez de recursos (humanos y económicos) que en su mayoría están destinados al tratamiento especializado de los enfermos mentales.
En realidad deberían incorporar esa atención a los hospitales generales y promover la salud mental desde los mismos centros de atención primaria para un comienzo saludable en la vida, evitando así los trastornos mentales desde la misma infancia.
Si bien, nos cuesta creerlo en muchos casos las personas con trastornos mentales se encuentran entre las más desatendidas del mundo, porque estas enfermedades no se consideran una verdadera afección médica, sino más bien un síntoma de debilidad de carácter o un castigo por un comportamiento inmoral.
Así se llega al extremo y a esas personas se les da un trato menos que humano, porque se las discrimina en la educación, en el acceso a un empleo y a una vivienda.
Incluso, en algunos países se les prohíbe que voten, que se casen o que tengan hijos y son expulsados o abandonados sin comida, cuando no tienen la suerte de ser internados en hospitales mentales, donde también son confinados en camas-jaula, semidesnudos, harapientos y desatendidos.
En América Latina, según estadísticas, nos enteramos que una de cada cuatro personas que concurre a la atención médica consulta por un problema de salud mental, pero no todos reciben el tratamiento adecuado, ya sea con medicamentos, psicoterapia o rehabilitación.
Mientras tanto, las enfermedades mentales y adicciones crecen en forma alarmante, sobre todo entre los más jóvenes: los chicos y adolescentes se han convertido en una seria preocupación.
Se estima que uno de cada 10 chicos sufre alguna enfermedad mental bastante grave como para causarle cierto grado de deterioro. Sin embargo, menos de la quinta parte de estos chicos recibe el tratamiento necesario.
Estas cifras alarmantes nos dan una idea de la magnitud del problema y la responsabilidad que nos cabe en la educación de nuestros hijos y nietos frente a una dirigencia que se manifiesta cada vez más abierta y tolerante, discutiendo la legalización y despenalización de las drogas, facilitando así a los chicos a conseguir “merca” para empezar desde temprana edad probando lo que después se convierte en algo cotidiano.
De ahí la importancia de identificarnos con las campañas de prevención y contención en la familia, la escuela y el Estado, acompañando a nuestros hijos y nietos con modelos y valores de vida saludables, en función de su sana transformación y desarrollo en adultos.
Nuestros políticos y funcionarios también deben generar campañas e inversiones en servicios y métodos de prevención más adecuados que permitan superar estos problemas de salud tan importantes.
DÍA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL
Todos los años, el 10 de octubre, se conmemora el día Mundial de la Salud Mental, una distinción de la Federación Mundial respaldada por la OMS, para promover la salud mental en el mundo.
Por Juan Baláz para Noticias de Salud
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