Son fabricadas en hospital de Ensenada.
Un platense de 55 años, el primero en recibir una pierna protésica
Tres años atrás Quique sufrió un accidente en moto y le tuvieron que cortar una pierna. Hace poco comenzó a usar una prótesis hecha en el hospital El Dique, donde también hizo su rehabilitación. Ahora anda sin muletas y trabaja en su taller todo el día.
Enrique Maestri no se da tiempo para que le duela el muñón. A solo tres meses de la amputación dejó de sentir el “miembro fantasma”, esa extraña sensación de tener, todavía, la pierna que le cortaron. Hoy se levanta a las 8, va a trabajar al taller de chapa y pintura que tiene en La Plata y vuelve a casa las 7 de la tarde.
“Imaginate: me hago de comer, veo a mi pareja o a mis hijos un rato y a dormir; no tengo ni tiempo de darme manija”, cuenta Quique mientras muestra su prótesis, orgulloso. “Soy el primer paciente de toda la Provincia en condiciones de recibirla y usarla”, cuenta.
En diciembre del año pasado, el ministerio de Salud de la Provincia puso en marcha un programa para la creación de prótesis y ortesis destinadas a personas menores y mayores sin obra social. La idea es que mejoren su calidad de vida después de una amputación, ya sea de brazos, manos, piernas o pies.
El de Quique fue el primer caso asistido por el Programa de Prótesis de la Provincia, con sede en el hospital El Dique de Ensenada. El segundo paciente seleccionado para desarrollar y entregarle una prótesis fue Raúl “Tony Lescano”, quien se convirtió en noticia tras sufrir una salvajada: lo tiraron del puente Avellaneda en medio de una protesta de portuarios.
A Tony ya le faltaba una pierna y andaba como podía con una prótesis casera que le había regalado un vecino de Dock Sud. En el hospital El Dique, dos licenciados en ortesis, Rubén Corrao y José Qoarín le confeccionaron una nueva prótesis, esta vez a medida, de acero y aluminio, con una rodilla mecánica.
El ministro de Salud de la Provincia, Alejandro Collia, fue el ideólogo de esta iniciativa. “Hoy es un plan piloto para personas sin obra social: los médicos fisiatras de El Dique irán a evaluar a los pacientes de otros hospitales públicos provinciales y, en los casos en que sea adecuado, se les realizará la prótesis que, realmente, son elementos que mejoran notablemente la calidad de vida y las posibilidades de reinserción laboral y social de este tipo de discapacitados”, explicó Collia.
El plan contempla tanto a niños como a adultos que hayan sufrido una amputación. Además de confeccionarle la prótesis a medida, los pacientes hacen la rehabilitación necesaria en el hospital El Dique. “Tenemos una sala de rehabilitación neuroortopédica donde estos pacientes pueden mejorar sus habilidades”; explicó la responsable del Área de Rehabilitación, Miriam Sánchez.
Allí se ejercitan pacientes que sufren enfermedades neurológicas, como secuelas de accidentes cerebrovasculares, lesiones medulares o distrofias musculares, entre otras patologías severas y discapacitantes.
EL PRIMERO
Para el platense Quique Maestri (55), el primero al que se le hizo una prótesis en El Dique, el origen de su discapacidad se remonta a un choque en moto. Era el 16 de mayo de 2011 cuando, imprevistamente, un auto los embistió, a él y Nora, su novia, en la esquina de 67 y 147, en Los Hornos.
Quique es una de las tantas víctimas de los choques en moto que, de acuerdo con la estadística en trauma del ministerio de Salud de la Provincia, constituyen la primera causa de muerte y discapacidad en personas jóvenes.
Una fractura expuesta de tibia y peroné fue el principio del fin para su pierna derecha. Pero él se enteró mucho después. En la primera hora no sentía nada, incluso él mismo se ocupó de socorrer a su novia, que también había sufrido fracturas. La ambulancia los llevó al hospital Rossi: Quique todavía no podía siquiera imaginarse que a partir de ese momento se haría 8 cirugías en menos de dos años.
Enrique insiste: “La atención en el Rossi fue excelente, en la parte médica, psicológica y humana, por favor no te olvides de poner eso, y que les agradezco a todos”. Le colocaron una plaqueta de titanio con nueve tornillos. Pero sufrió una infección y debieron sacársela.
“Se me complicaba moverme y trabajar, hacía dos años que andaba con muletas, la vida era muy difícil: entradas y salidas al quirófano, antibióticos para las infecciones y dolores que me hacían recurrir a los analgésicos dos veces por día”, recuerda. Además le había quedado el tobillo rígido y la pierna derecha 7 centímetros más corta que la izquierda. Finalmente, los médicos le sugirieron la amputación.
La octava y última vez que entró al quirófano del Rossi fue un día de octubre de 2013. Iba a que le corten la pierna 8 centímetros por debajo de su rodilla derecha. La operación duró 4 horas. Y cuando salió se prometió que, al menos esa noche, no se iba a mirar “el vacío”, que no iba a levantar las sábanas.
Al día siguiente se animó y lo hizo. Vió el muñón por primera vez y sintió que había hecho lo correcto. “Cuando te pasan estas cosas desaparecen los grises: te sentás en las vías del tren o le ponés garra y le metés para adelante, yo elegí ponerle garra”.
En plena rehabilitación, los médicos le contaron que podían hacerle una prótesis gratis en el hospital provincial El Dique. No lo dudó. Hoy un acrílico le recubre el muñón, desde ahí se extiende una especie de caño que termina en un pie de madera y goma. Esa es la primera parte. A principios del mes que viene le terminarán la prótesis definitiva, que simulará hasta la piel de una pierna.