Estudios clínicos comprobaron los beneficios del consumo moderado del vino tinto para la rehabilitación de los pacientes cardiovasculares, ya que contribuye a mantener limpias nuestras arterias. Conocé en esta nota los beneficios de beber dos copas diarias.
Habitualmente. escuchamos y leemos recomendaciones sobre dietas y estilos de vida sanos que hacen a nuestro mejor pronóstico y calidad de vida, destacando los beneficios que significan las dietas bajas en calorías y grasas, ricas en fibras, a base de vegetales y frutas, y también reiterados mensajes que nos advierten de los perjuicios que derivan del tabaco, el sedentarismo y la obesidad.
Por eso, podría resultarnos contradictorio escuchar o leer comentarios referidos a los beneficios del vino tinto que, sin embargo, parecen tener mucho de cierto.
Nuestro bien recordado René Favaloro, un adelantado en la protección de la salud cardiovascular, en sus programas radiales solía recomendar el consumo moderado del vino tinto para la rehabilitación de los pacientes cardiovasculares, porque contribuye a mantener limpias nuestras arterias protegiendo, de ese modo, la salud de las arterias y el corazón.
Posteriores estudios clínicos europeos confirmaron esta presunción. Los países del sur de este continente, consumidores de la dieta mediterránea (a pesar de consumir mantequillas, natas y quesos en el caso de los franceses o el jamón de Jabugo por los españoles) son quienes presentan la mortalidad más baja por enfermedades del corazón en Europa.
Cabe preguntarnos cuál es la razón de esta contradicción y una de las explicaciones valederas es que en estos pueblos, la mayoría de las personas bebe una copa de vino tinto con cada comida, como no lo hacen los europeos del norte.
A partir de esta comprobación los técnicos siguieron investigando para conocer cuál o cuales son las sustancias responsables de esta acción protectora del vino tinto, una protección que no se da con el vino blanco.
Uvas negras
Ocurre que las uvas negras tienen un alto contenido en taninos y otras sustancias conocidas como fenoles, flavonoides y resveratrol, sustancias que forman parte de los pigmentos de las uvas (por eso los beneficios no se registran con las uvas blancas).
Hoy sabemos que cuando mayor es la exposición de las uvas al sol y cuando más soleadas son las regiones de cultivo, mayor es la cantidad de pigmentos y sustancias antioxidantes y mayor es la protección cardiovascular resultante.
Cabe aclarar que estos antioxidantes no son exclusivos de las uvas, también se encuentran en las verduras y las frutas frescas, en el aceite de oliva, el te y la yerba mate, a la que dedicamos nuestro comentario anterior.
Arterias
Para proteger la salud de las arterias, los flavonoides evitan la oxidación del colesterol malo o colesterol LDL que circula en nuestra sangre, impidiendo su penetración en la pared arterial y la formación de las placas de colesterol o ateromas.
Estas placas son las que, con el tiempo, por su desarrollo o por generar trombos obstruyen la luz de las arterias y provocan los infartos, los accidentes cerebro-vasculares o las gangrenas en las extremidades que, muchas veces, terminan en la amputación.
Si tenemos en cuenta que una de cada dos personas mayores de 50 años está en riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, comprendemos el alcance de los beneficios que significa proteger nuestras arterias.
Como también ocurre con la tangoterapia, la músicoterapia y la yerba mate, los beneficios no son exclusivos del corazón. Estudios recientes también mostraron reducciones en el riesgo de desarrollar demencias y Alzheimer.
En todos los casos, a los antioxidantes se suman los minerales y oligoelementos que aportan las uvas a través del vino, como el magnesio que disminuye el estrés, el zinc que mejora las defensas inmunitarias, el litio que equilibra el sistema nervioso, el calcio y el potasio que garantizan un equilibrado funcionamiento cardíaco, muscular y nervioso, y también el hierro que actúa como antianémico.
Consumo moderado y advertencias
Evidentemente, los beneficios son muchos, pero para proteger nuestra salud y calidad de vida también debemos respetar la advertencia que el consumo del vino debe ser moderado, normalmente con las comidas, preferentemente de vinos tintos jóvenes con buen cuerpo y nunca excediendo los treinta gramos de alcohol que equivalen a dos copas de vino diarias.
Algunas personas no deberían beber en absoluto, entre ellas se incluyen los alcohólicos, aquellos que reciben ciertos medicamentos o padecen otros cuadros clínicos serios; además de los niños y las embarazadas: beber durante el embarazo puede dañar al bebé.
El excesivo consumo de alcohol también puede ser de riesgo para cualquiera de nosotros, porque beber en exceso puede perjudicar nuestra salud y aumentar el riesgo de accidentes, lesiones y agresiones.
Y muchos años de exceso pueden causar enfermedades hepáticas, cardiacas, cerebrales, pancreatitis y algunos cánceres. También cuadros de ansiedad y dependencia física por el alcohol, con pérdida de control y serios problemas en el hogar, en el trabajo y en el círculo de amistades.
Una atención especial la merecen los menores de edad consumidores, para quienes beber en demasía resulta mayormente peligroso. Muchos jóvenes comienzan a beber en plena adolescencia y aun antes, para “estar en onda” con sus pares.
Eso es muy peligroso porque los jóvenes que beben tienen más probabilidades de ser víctimas de violencia y agresiones físicas y sexuales, más probabilidades de tener problemas serios en la escuela, de estar involucrados en accidentes de tránsito y también más probabilidades de desarrollar problemas de salud a causa del alcohol en etapas posteriores de su vida.
Cerrando el Mes Mundial de Concientización sobre el Alcohol, a nosotros los adultos, padres y abuelos, nos corresponde ayudarlos a evitar los problemas con el alcohol y, si sospechamos que ya los tienen, facilitarles la ayuda especializada que ofrecen los profesionales y las organizaciones dedicadas específicamente a la prevención y el tratamiento de estas adicciones.
Por Juan Baláz para Noticias de Salud
Excelente aclaración sobre un tema tan hablado entre amigos y la mayoria de las veces sin fundamento científico.
Tu nota Juan, merece un brindis.
JUAN: muy cierto tu comentario sobre las virtudes del vino,que es una de las bebidas mas antiguas,y que bebido con moderacion,es un verdadero placer,sobre todo cuando se trata de buenos vinos,con lo que se conjugan el disfrutar y al mismo tiempo aprovechar todas sus propiedades.
Juan, me pareciò muy interesante el artìculo, Este consejo es para ponerlo en pràctica….sin exageraciones por supuesto.
MUY BUENO, JUAN,!!!!! PEROOOOOOOOOOOOO, YO ELIJO EL BLANQUITO HELADO, LOS BENEFICIOS DEL TINTO SON MUCHOS, TRATARÉ DE CAMBIAR MIS GUSTOS.
GRACIAS POR COMPARTIR INFORMACIÓN.
CARIÑOS. GRA.
JUANCITO COMO SIEMPRE TUS DESTACADOS COMENTARIOS, SON FABULOSOS, POR LA UTILIDAD QUE BRINDAN, Y CON LA SENCILLEZ QUE LO EXPRESAS, SE HACEN MAS INTERESANTES AUN.TE FELICITO, Y OJALA SIEMPRE EL ESTIMULO QUE LA GENTE TE OTORGA SEA UN PUNTAL, PARA TU APORTE POR LA SALUD.ABRAZO, MARIO.
Muy interesante Juan, habrá que incorporar una copa de tinto, para aprovechar sus propiedades…..
Juancito, si todo esto que escribis es cierto el gallego Fafian, el negro Martello y yo tenemos las arterias azulejadas!!!! con razon nos mantenemos tan jovenes!! Jajajaj!!! nos tomamos hasta la presion !!!