La creación del stent cumplió 25 años, un invento argentino

Es un dispositivo que permite restablecer el flujo de la sangre en diversas arterias. La primera patente fue concedida en 1988 a Julio Palmaz, radiólogo vascular nacido en la ciudad de Buenos Aires.

Dr. Julio Palmaz
Dr. Julio Palmaz

El stent permitió reemplazar cirugías «a cielo abierto» en gran número de casos, con menor riesgo para el paciente y una recuperación mucho más rápida. Las últimas innovaciones en la materia son los stents biodegradables, los diversores de flujo y otros, adaptados a cada patología a tratar a fin de mejorar la eficacia.

Hace 25 años se patentaba el stent, uno de los inventos argentinos que más vidas salva: anualmente en la Argentina, sólo en el territorio coronario, se colocan más de 40 mil dispositivos de este tipo, cuya función es restablecer y mantener el flujo sanguíneo.

Así lo informó el Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI), la única entidad autorizada que dicta la especialidad en esta materia.

Si bien generalmente los stents se emplazan en arterias (coronarias, cerebrales y renales, entre otras) también pueden utilizarse en otras zonas, como por ejemplo las vías biliares, la tráquea, los bronquios y el esófago.

«El dispositivo en sí fue creado por Julio Palmaz, radiólogo argentino, cuando estaba trabajando en los EE.UU.», comentó el Dr. Ernesto Torresani, médico especialista en Cardioangiología y presidente del CACI. «Y este invento cambió la cardiología, casi al mismo nivel que el by-pass, una técnica de cirugía cardiovascular perfeccionada por otro argentino, el Dr. René Favaloro».

El stent, también denominado “prótesis intravascular”, es una malla metálica expandible cilíndrica que se coloca en el interior de las arterias, venas u otros órganos huecos, cuando presentan obstrucciones originadas por distintas situaciones, mayoritariamente debido a placas de ateroma producidas por el colesterol y otras grasas.

El uso más habitual de los stents está dado en el tratamiento de obstrucciones en arterias. En estos casos, “su función es sostener la pared de la arteria desde adentro. Es como un encofrado, que nació como una malla metálica de acero inoxidable, y que luego se fue modificando en diversas aleaciones y formulaciones, hasta llegar a los actuales stents liberadores de droga y biodegradables, la última novedad en la materia», declaró el Dr. Alfredo Bravo, especialista en Cardioangiología y miembro del CACI.

«Su eficacia es muy elevada, con un riesgo de reobstrucción que oscila entre 0,6 y 1 por ciento al año, y permanentemente se buscan nuevas opciones que reduzcan aún más ese riesgo», explicó.

«El stent vedette es, sin dudas, el coronario, pero luego fue a otros territorios: carótidas, cerebro, riñones. No son iguales en todas partes ni igualmente eficientes», reflexionó el Dr. Juan José Fernández, médico especialista en Cardioangiología y también miembro del CACI. Los stents se emplean por lo general para tratar cardiopatías coronarias, arteriopatías periféricas y carotídeas, estenosis de arteria renal, aneurisma aórtico abdominal, aneurismas cerebrales e incluso otras aplicaciones que incluyen las vías urinarias y biliares.

Su utilización permitió reemplazar numerosas cirugías «a cielo abierto», que tienen un riesgo mucho mayor para el paciente y que requieren de una recuperación más prolongada. «La colocación de stents se realiza mediante cateterismo: se introduce el dispositivo a través de una arteria, con una mínima incisión y anestesia local; generalmente son procedimientos en los que el paciente puede retomar su actividad normal en poco tiempo», destacó el Dr. Torresani.

«Se desarrollaron stents con aleaciones cada vez más seguras y adecuadas a las circunstancias. Por ejemplo, para ciertas localizaciones se diseñaron dispositivos ‘autoexpandibles’, como resortes que toman su forma original cuando se posicionan. Asimismo, para disminuir el riesgo de reobstrucción de la arteria debido a la proliferación de células musculares, se idearon stents liberadores de fármacos (DES, por sus siglas en inglés): la estructura metálica se recubre de un polímero plástico que libera droga durante un lapso de alrededor de 30 días», explicó el Dr. Bravo.

Sin embargo, aparecieron nuevas dificultades: estos stents recubiertos con polímeros requerían en ocasiones medicación antiagregante plaquetaria de por vida, lo cual en ciertos casos era una complicación. Por ese motivo, surgió una nueva idea: el polímero biodegradable. «Y para doblar la apuesta, se pensó en el stent biodegradable, con aleaciones absorbibles por el organismo.

Esto significa que el stent se coloca, desobstruye la oclusión, y luego se reabsorbe en forma natural. Si bien aún está en etapa de investigación, ésta avanza con estudios clínicos de gran envergadura en centros médicos de excelencia, lo que genera expectativas alentadoras, que esperamos se vayan confirmando en un futuro cercano», enfatizó el Dr. Torresani.

Asimismo, el Dr. Fernández consignó que existen «otras variantes modernas, tales como los stents diversores de flujo indicados en aneurismas, en especial cerebrales. Son dispositivos de malla más fina, especiales, que permiten tratar el aneurisma sin bloquear el flujo de las ‘ramas’ involucradas, es decir que quedan habilitadas (lo que representa menores secuelas neurológicas tras una afección cerebrovascular). Esto, sin dudas, nos demuestra que en el futuro los stents nos seguirán brindando soluciones mínimamente invasivas y de alta eficacia para afecciones que en el pasado podían representar discapacidad o muerte».

Cabe mencionar que «a pesar de tantas innovaciones, el stent tradicional se sigue usando y continúa siendo seguro», según reveló el Dr. Bravo, y recordó que «desde el CACI se sugiere que la colocación de stents se realice en salas habilitadas por el colegio, donde se dicta la única carrera de especialización en esta materia».

Algunos datos acerca del Dr. Julio Palmaz
El Dr. Julio Palmaz, nacido el 13 de diciembre de 1945 en la ciudad de Buenos Aires, estudió toda su carrera en la Universidad Nacional de La Plata, y completó su formación en Radiología Diagnóstica en la Universidad de California Davis, Estados Unidos, en 1980. Pudo desarrollar su idea original del stent en dicho país, junto a Philip Romano y Richard Schatz, con la empresa Expandable Grafts Partnership (EGP) en 1985.

En 1988 patentó el stent, incluido durante dos años consecutivos como «una de las diez patentes que cambiaron el mundo». Posteriormente, la compañía se asoció a Johnson & Johnson para producir el stent coronario expandible por balón, aprobado por la FDA en 1994 para el tratamiento de la re-estenosis secundaria a la angioplastia con balón, convirtiéndose en un verdadero estándar de la industria que revolucionó la terapéutica cardiovascular.

Durante dos años consecutivos, 2001 y 2002, su patente original del stent fue reconocida como una de las «Diez patentes que cambió el mundo», publicado en la IP Worldwide Magazine. Sus primeros artefactos de investigación de stent son parte de la colección médica del Smithsonian en Washington, DC y el Museo de Historia de Texas en Austin, TX, EE.UU.

El Dr. Palmaz es actualmente Asbel Smith Professor en la Universidad de Texas Health Science Center, San Antonio, EE.UU. Fundó la compañía Palmaz Scientific, dedicada a desarrollar conceptos de dispositivos vasculares avanzados.

Próximamente, el Dr. Julio Palmaz visitará nuestro país para participar en el 59° Congreso Argentino de Diagnóstico por Imágenes, 29° Encuentro de Residentes, 1° Congreso Internacional Conjunto con la Universidad de Texas y 1° Congreso Argentino de Licenciados en Bio-Imágenes y Técnicos Radiólogos, encuentro organizado por la Federación Argentina de Asociaciones de Radiología, Diagnóstico por Imágenes y Terapia Radiante, y por el UT Health Science Center de San Antonio, Texas, que se llevará a cabo del 22 al 24 de agosto en el Auditorio de la Universidad Católica Argentina (UCA).

Acerca del CACI
El Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) es la única sociedad argentina en esta especialidad. Fue creado en 1985 con la finalidad de nuclear a todos los especialistas en diagnóstico y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares por cateterismo. Hoy cuenta con más de 500 miembros asociados.

CACI desarrolla una amplia actividad científica en el país. Desde el año 1990 realiza un congreso anual de Cardioangiología Intervencionista en distintas ciudades del interior del país, con una importancia cada vez mayor y una creciente concurrencia.
Coordina el Programa Educativo Integral (P.E.I.), junto con los consejos de hemodinamia y cardiología intervencionista de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y de la Federación Argentina de Cardiología (FAC).

CACI cuenta con la primera y más antigua carrera de Especialista en Cardioangiología Intervencionista del mundo, de tres años de duración, llevada a cabo conjuntamente con la Universidad de Buenos Aires. Ya ha formado a más de 150 cardiólogos intervencionistas de Argentina y del mundo.

CACI participa, junto a distintas organizaciones de Salud, en el desarrollo de nuevas regulaciones y guías de trabajos, así como en la aceptación de la tecnología de reciente lanzamiento; y es el encargado de supervisar a los médicos y a lo centros asistenciales que practican la especialidad en la Argentina.

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