Dermatólogos y alergistas desarrollaron conjuntamente las Primeras Guías para el Diagnóstico y Tratamiento de la Dermatitis Atópica, un documento con definiciones, recomendaciones y detalles que van desde hábitos de higiene y vestimenta, hasta cómo y cuándo indicar los medicamentos biológicos de última generación.
Todo lo que se sabe sobre esta enfermedad fue recopilado en las primeras Guías para el Diagnóstico y Tratamiento de la Dermatitis Atópica, que acaban de publicarse y fueron elaboradas en conjunto por la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC) y la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD).
“Los dermatólogos y los alergistas son los dos especialistas que tratan esta enfermedad. Trabajamos juntos para unificar los datos que teníamos sobre el alcance de la dermatitis atópica en el país, el impacto en la vida de las personas y las pautas de manejo con las distintas opciones de tratamiento. Este es un documento de consulta para quienes tratan esta enfermedad. Representa un avance para los pacientes con una condición cuya prevalencia va en aumento”, señaló el Dr. Ariel Sehtman, médico dermatólogo, presidente de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD).
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria y crónica de la piel, caracterizada por brotes frecuentes, picazón intensa, irritación, dolor, enrojecimiento, costras e infecciones .
“Los pacientes manifiestan que lo que más les molesta es la intensa picazón. La necesidad de rascarse constantemente y las lesiones visibles en la piel impactan en su vida social, su desarrollo laboral y la intimidad de pareja. Recuerdo el caso de un joven de 20 años que tenía lesiones severas y en el consultorio me contaba que prácticamente no salía de su casa, se aislaba, no salía con amigos ni tenía novia. Encima, genera mucho estigma y discriminación, porque muchos ven la piel lastimada, enrojecida, y creen erróneamente que podría ser algo contagioso, cuando ciertamente no lo es”, indicó el Dr. Pablo Moreno, médico especialista en Alergia e Inmunología, presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Innmunología Clínica (AAAeIC).
A nivel local, las estimaciones indican que afectaría al 6,4% de la población de entre 6 y 7 años y al 7,2% de la población de entre 13 y 14 años . En adultos, datos internacionales muestran una prevalencia de entre 2 y 6,9% , y estudios más recientes en Estados Unidos encontraron valores por encima del 10% . Afortunadamente, la mayoría de los casos son leves. El impacto negativo mayor se ve en las variantes moderada y severa de la enfermedad, que aparecen en un grupo más reducido.
Desencadenantes de la enfermedad
Históricamente, se asociaba a la dermatitis atópica exclusivamente con una alteración externa en la barrera cutánea y se consideraba que los principales responsables eran perfumes y jabones aplicados a temprana edad, determinadas telas, alérgenos y otros irritantes. Hoy se la conoce mejor y se la describe como una patología de carácter inflamatorio, en la que una respuesta hiperactiva del sistema inmunológico gatilla un proceso inflamatorio subyacente con brotes frecuentes.
Este entendimiento relativamente reciente permitió el desarrollo de medicamentos específicos, orientados a inhibir determinadas proteínas (interleuquinas) que intervienen en ese proceso inflamatorio . Uno de ellos, el dupilumab, es un medicamento biológico que ya está disponible en nuestro país y su uso en adultos con dermatitis atópica severa está descripto en las guías.
Igualmente, se da en simultáneo un proceso de alteración en la piel como barrera cutánea. El Dr. Moreno explicó que nuestra piel se ve constantemente colonizada por bacterias y otros gérmenes. El exceso o la falta de higiene, el contacto con sustancias irritantes y algunas carencias nutricionales pueden alterar esa ‘microbiota cutánea’ y desencadenar o empeorar síntomas de dermatitis atópica .
Por eso el abordaje de esta enfermedad, descripto en las Guías de Diagnóstico y Tratamiento, tiene como premisa fundamental el cuidado de la piel y contempla una serie de pautas concretas, por ejemplo, al bañarse: la ducha remueve impurezas, costras y reduce la colonización bacteriana, pero puede lastimar la piel. Por eso, recomiendan el uso de productos de higiene no irritantes, con pH similar al de la piel y que no contengan nada que pueda funcionar como alérgeno.
A su vez, se indica que el agua debe ser templada (27-30°C) y la ducha breve (5 a 10 minutos), ya que el exceso de calor y el contacto prolongado con el agua pueden irritar. La piel debe secarse apoyando la toalla suavemente y sin frotar. Para retener la humedad en la piel, aconsejan aplicar cremas con emolientes ni bien terminado el baño.
La vestimenta es otro eje clave: las Guías recomiendan el uso de ropa confeccionada con géneros suaves, especialmente algodón o seda, de colores claros, evitando el uso de fibras como el nylon y la lana, así como los colorantes intensos en contacto directo con la piel . Las prendas deben ser holgadas y no provocar calor excesivo, porque el sudor irrita y provoca picazón. También es importante quitar las etiquetas por el roce que generan y evitar colgantes que contengan níquel .
A partir de todas estas indicaciones, el Dr. Sehtman reconoció que, sobre todo en los casos moderados y severos, “los pacientes enfrentan diferentes limitaciones y hay que ayudarlos a que incorporen lo que los puede ayudar y eviten todo aquello que les puede agravar sus brotes”.
Algunos cuadros de dermatitis atópica guardan relación con las alergias alimentarias. En esos pacientes, detalló el Dr. Moreno, “se puede disminuir la severidad de los brotes evitando la ingesta de los principales alérgenos, que son soja, mariscos, maní, leche, trigo y huevo”.
Para el manejo de la dermatitis atópica son igual de importantes la formación del médico y la educación del paciente, porque uno tiene que dar pautas claras y el otro, incorporarlas a su vida.
“Aunque ahora contamos con nuevas y mejores medicaciones, el cuidado diario es irremplazable. Muchos paradigmas cambiaron en poco tiempo y los pacientes deben saber que pueden mejorar su calidad de vida”, concluyó el Dr. Sehtman.