La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció este lunes 25, la suspensión ‘temporal’ de los ensayos clínicos internacionales con hidroxicloroquina por ‘precaución’ y tras la publicación en la revista médica The Lancet de una investigación en la que se cuestiona la eficacia y se alerta de efectos contraproducentes de este medicamento, creado inicialmente para la malaria y popularizado por el presidente de EEUU, Donald Trump, al reconocer que lo usaba.
La decisión, anunciada en una conferencia internacional por el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, supone la paralización de los ensayos en el ámbito de la lucha contra la COVID-19.
La investigación de The Lancet analizó a más de 96.000 pacientes de 671 hospitales del mundo donde se utilizó cloroquina y su derivado hidroxicloroquina como posible tratamiento contra el coronavirus. La conclusión, que ha motivado la decisión de la OMS, es que ninguno de estos compuestos aporta beneficio alguno a los enfermos hospitalizados por la covid-19, sino que aumentan el riesgo de sufrir arritmias y de morir.
Los dos supuestos tratamientos son compuestos genéricos utilizados para la malaria y otras enfermedades autoinmunes. Pese a las escasas evidencias de su utilidad, Trump y el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, apostaron por estos medicamentos y han provocado una alta demanda internacional sin pruebas científicas sobre su efectividad.
El ministro de Salud de Brasil Nelson Teich dimitió por la ‘discordancia’ con Bolsonaro sobre la hidroxicloroquina, cuyo uso generalizado fue aprobado en el país para pacientes de COVID-19. «Los recursos humanos son escasos. Aquí cada centavo vale oro. El uso de los recursos tiene que ser el adecuado. Si yo tengo cosas que no sé si funcionan, yo no puedo gastar dinero en eso porque tengo muy poco dinero», explicó Teich en relación con el apoyo presidencial al cuestionado tratamiento.
El ministro francés de Sanidad, Olivier Véran, ha pedido un estudio a la inspección de medicamentos para que haga «una revisión de las normas de prescripción del medicamento y, en su defecto, de su derogación», según anunció el pasado sábado 23.
La investigación de The Lancet analizó la efectividad de la cloroquina y la hidroxicloroquina solas o con un antibiótico macrólido (azitromicina o claritromicina) en comparación con enfermos que no recibían ninguno de estos tratamientos. La mortalidad en el grupo de control que no recibió los fármacos fue del 9,3%, mientras que entre los que sí tomaron esos fármacos murieron entre el 16% -en el grupo que tomó solo cloroquina- y el 23%, en el que tomaba hidroxicloroquina y antibiótico.
Los pacientes que tomaron alguno de los fármacos analizados tenían más riesgo de sufrir arritmias, un problema cardiaco que puede desencadenar muerte súbita. El grupo con mayor riesgo añadido es el de los que tomaban hidroxicloroquina y antibiótico, con un 8%, comparado con el 0,3% del grupo de control.
Los responsables de la OMS han advertido de que la suspensión es ‘temporal’ y explicado que se trata de un ‘proceso ordinario’ hasta recabar más información científica sobre este medicamento, en especial tras la investigación científica que cuestiona sus efectos.
En España, donde varios hospitales participan en los suspendidos ensayos clínicos de la OMS, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, abogó, tras la publicación de The Lancet, por controlar el uso y el tiempo de administración de la hidroxicloroquina.
«El problema con la hidroxicloroquina es el tiempo. No creo que si la hidroxicloroquina está demostrando un efecto del riesgo de infección podamos decir que no se utilice. Lo que sí tenemos que hacer es un control de la dosis, un control del tiempo de su uso y, sobre todo, tener mucho cuidado de no dárselo a las personas que no deberían de tomarlo, porque este tratamiento no puede tomarse de cualquier manera por cualquier persona y tiene que estar bien prescrito por un facultativo», dijo Simón el pasado viernes 22.